Thursday, August 13, 2009

IGLESIA VS. DIABLO

EL DIA D

Cuando el apóstol Pablo dijo que nuestra lucha sería en contra de los principados y las potestades, él quiso decir que de la misma forma que hubo guerra en el cielo entre Dios y lucifer, aquí en la tierra también existe esa guerra. Dios ya lo venció en el cielo, ahora nos toca a nosotros.

“Después hubo una gran batalla en el cielo: Migue y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo” (Apocalipsis 12:7-8)

Es por eso que el profeta Joel habla que tendríamos una guerra Santa, y que para tal guerra serían necesarios hombres valientes, hombres de guerra. Él dijo que hasta mismo el débil tendría que decir que es fuerte (Joel 3:9; 10:11, 14), caso contrario se tornaría esclavo del vencedor.
Piense bien... La persona hasta puede tener la autoridad de Cristo para vencer el mal, pero si ella no asume su posición de guerra y no usa las armas de la fe, el ayuno y la oración, ella será vencida y será esclava del vencedor.
¿Será que usted, siendo miembro del cuerpo de Cristo, puede aceptar ser esclavo del diablo? Tenemos que derrotarlo de una vez por todas. Él es nuestro enemigo y aparece en las situaciones más difíciles de nuestra vida, en forma de enfermedades, deudas, miseria, vicios, problemas en la familia, etc.
Si no derrotamos al diablo de una vez por todas, él siempre estará presente en nuestra vida.
No vamos a pedir una mejoría. Vamos a pedir el fin de todos nuestros enemigos. Es todo o nada, y es como dijo el rey David:

“Perseguiré a mis enemigos, y los destruiré, y no volveré hasta acabarlos. Los consumiré y los heriré, de modo que no se levanten; Caerán debajo de mis pies. Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea; Has humillado a mis enemigos debajo de mí” (2 Samuel 22:38-40)

Él destruyó a sus enemigos de forma que nunca más se levantasen. Pero el rey Joás, por ejemplo, que debería lanzar su flecha más veces para que el enemigo fuera totalmente derrotado, no lo hizo. Y su enemigo se levantó y derrotó a Israel.
Es todo o nada. Será un día de batalla, de lucha. El día 13 de septiembre será el día de la decisión. Es vida o muerte. Vamos a depositar toda nuestra vida en el altar de Dios. O acabamos con el problema o él acaba con nosotros. Vamos a orar, ayunar y usar las armas de la fe.
¿Y usted? ¿Está usted dispuesto a esa decisión, a esa guerra?
En esta lucha no hay empate. Es vencer o ser vencido. Es todo o nada. ¿Está listo?