Wednesday, March 2, 2011

Excusistis crónica

lguna vez escuché de un gran escritor decir que no había necesidad, por grande que pareciera, que justificara inventar una excusa. “Tus amigos no las necesitan y tus enemigos no las van a creer de todas maneras, entonces para que darlas.”
Sin embargo, todos los días escuchará a personas dando excusas por todo. Excusas por llegar tarde, excusas por olvidar citas pendientes, excusas por no hacer suficiente ejercicio, excusas de por qué no han logrado el éxito económico deseado, excusas sobre por qué sufren de distintas cosas, etc.
Todas las excusas buscan justificar algún tipo de acción mediocre que las personas cometen o están cometiendo. ¿A cuántas personas usted conoce que en algún momento, tratando de explicar un fracaso, no ha apuntado con su dedo, buscando culpables a su alrededor?
Lo cierto es que la mayoría de las personas poseen un variado arsenal de justificaciones, excusas, mitos, mentiras, suposiciones, y disculpas para justificar cualquier tropiezo. Curiosamente, lo único que todas estas excusas parecen tener en común es que sitúan la culpabilidad fuera de la persona misma. Para la persona mediocre, su fracaso es el resultado de la discriminación, o del sistema, o de la falta de amor por parte de su familia, o de apoyo por parte de los amigos, o de la envidia de los demás, o simplemente de la falta de oportunidades. Los menos atrevidos culpan al destino, mientras los más sofisticados culpan a la situación económica, al sistema político o a las tendencias globales.
Muchos culpan a Dios por sus desventuras. Los más cínicos profesan que “no es lo que uno sepa, sino a quién conozca”. Los resignados aceptan que “lo que ha de ser para uno será y que si no ocurre, pues no era para uno, y por algo será, y a lo mejor no me convenía, y…..”, o que “lo importante no es ganar o perder, sino haber tomado parte en el juego”. Toda una serie de diferentes maneras de justificar la mediocridad que los exime de toda culpa. Para todos ellos, sus fracasos parecen siempre ser el resultado de una conspiración en su contra.
Lo cierto es, que es fácil racionalizar la mediocridad y encontrar culpables para los fracasos que a usted le pertenecen, si de antemano ha aceptado que la responsabilidad por su éxito y felicidad personal no es enteramente suya. Así que después de muchos años de esperar vanamente que alguien hiciera algo por su felicidad, después de muchos años de estar cansado de sentirse cansado, después de muchos años de clamar justicia y pedir oportunidades desde la comodidad de su sillón favorito frente al televisor, después de encontrar cuanta excusa fue posible encontrar sin que nada cambiara, ha llegado frente al mayor de todos los paradigmas sobre la felicidad y el éxito en el nuevo milenio, ¿Cuál es este paradigma? Muy simple: El aceptar un 100% de la responsabilidad por su éxito. Esta actitud le da poder, abre su mente a nuevas oportunidades y lo obliga a aceptar el compromiso ineludible para con sus metas y aspiraciones. Si decide hacerlo, encontrará el camino hacia la realización de todos sus sueños.
El potencial que hay en su interior es muy importante desarrollarlo, y esto lo logrará por medio de enfrentar todos los obstáculos que la vida le pone en su camino y no escondiéndose de ellos.
Aquí le presento unos puntos para no utilizar más las excusas como un recurso para distintas situaciones:
1-Sea sincero con usted mismo: Siéntese tranquilo, sin nadie a su alrededor y piense como han sido sus acciones en los últimos tiempos. Seguramente cuando medite en esto le aparecerán algunas excusas por la mente. Recuerde que no sirve de nada apuntar a otros, por más razón que tenga, cambie todo lo que tenga que cambiar. Bien decía el poeta Amado Nervo, "porque veo, al final de mi rudo camino, que yo fui el arquitecto de mi propio destino".
2-Sea responsable: Hay una frase que dice: “Ser responsable significa odiar la ignorancia y luchar por tus sueños y futuro…”. Comience a ser responsable de todo aquello que le pertenece, de esta manera podrá tener mucho más.
3- Sea ordenado: Dice la Biblia: “Ordena tu camino y te mostrare la salvación…” ¿Qué significa esto? En la traducción original de la Biblia, la palabra orden significa: “arrancar de raíz todo lo malo” y salvación significa: “Sano, Libre y prospero”, digamos que, si puede ordenarse en sus cosas, podrá disfrutar de una vida sana, libre de excusas y prospera en todo aquello que haga.
4-Sea una persona de Fe: Arranque el negativismo, cambie su manera de hablar, no pierda el tiempo enojándose con la vida, no guarde sus sueños. Crea en Dios, tenga una vida espiritual activa, enamórese otra vez de lo que tiene y de lo que es.

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