Sacrificio: quiere decir acto abnegado, que requiere renuncia o privación, inspirado por un ideal o un afecto.
La historia de Maria y de cómo quebró el vaso de alabastro o de perfume mas costoso en aquel entonces para ofrecer un sacrificio de amor y ungir a su Señor. Una humilde mujer que presentó un carísimo perfume, en un momento rodeado del más costoso sacrificio, de la más costosa gratitud, de la más costosa decisión y del más costoso amor. No era rica, sin embargo tenia que haber ahorrado aproximadamente 300 denarios ósea el equivalente al salario de un trabajador por todo un año para poder comprar semejante perfume.
¿Qué hizo para obtenerlo?, no lo sabemos. Pero, ninguna otra historia del NT nos presenta la extravagancia del amor hacia Jesús, como esta.
Hay una gran satisfacción cuando sentimos que las cosas que tenemos, sean: estudio, trabajo, casas, hijos, alguna profesión, etc., han tenido el sello del sacrificio.
Las cosas que se obtienen sin mucho esfuerzo parecieran no poseer tanta importancia y las tomamos a la ligera.
María es un ejemplo para la vida de todo seguidor de Jesús. En ella vemos el verdadero concepto del valor del sacrificio para el Señor. Su amor hacia él no se quedó en palabras y anhelos. El perfume que ella trajo a Jesús estaba lleno no sólo de “nardo puro” —el mejor de los perfumes—sino del puro afecto de su sacrificio.
María sentía que había recibido mucho de su Señor y que ahora era tiempo para dar. En anteriores ocasiones se había sentado a sus pies para recibir, pero ahora se sienta a sus pies para dar. Había preparado lo mejor de su vida para entregárselo al salvador.
En ese perfume estaba el precio del sacrificio del tiempo, del dinero, del desprendimiento. El corazón de María tenía un peso de gratitud. La salvación de su alma y el milagro de la resurrección de su hermano Lázaro, eran pruebas demasiadas visibles para permanecer en una actitud pasiva y sin agradecimiento.
Muchas veces venimos a la iglesia y escuchamos esa gran historia de amor y sacrificio y si, aceptamos la salvación que El nos regala, pero como es algo por lo que no nos hemos sacrificado, muchas veces lo tomamos en vano.
Venimos a Dios esperando recibir algo. Señor necesito sanidad, necesito dinero, necesito que me resuelvas este problema, y esto es bueno, Dios nos oye y nos concede muchas cosas, ¿PERO QUE LE DAMOS NOSOTROS AL SENOR?.
La Biblia dice que es mejor dar que recibir, y si ya hemos recibido la salvación que nos ha dado el Señor, El solo nos pide que lo amemos de todo corazón, con toda nuestra alma, y con toda nuestra mente.
María es un ejemplo de vida cristiana en lo que respecta al amor y el sacrificio que se merece nuestro Señor.
Dios no nos esta pidiendo que nos lancemos de un puente o algo por el estilo, El nos esta pidiendo aquello que parece tan sencillo, pero que para nosotros es tan difícil entregar, NOSOTROS MISMOS, NUESTRA VIDA, NUESTRO CORAZON Y NUESTRA VOLUNTAD.
MARIA ENTREGO ALGO MUY COSTOSO EN SU TIEMPO, PERO A DIOS NO LO CONMOVIO LO CARO DEL PERFUME, LO QUE A EL LE AGRADO, FUE EL ACTO DE SACRIFICIO Y DESPRENDIMIENTO, DE AMOR INCALCULABLE, QUE NO SE PUEDE EXPRESAR CON PALABRAS, TAN SOLO CON LA FE.
Nuestro Dios no es un Dios ordinario, ni común, El es grande, excelso, todopoderoso. A El le gusta lo mejor siempre. Cada vez que hace algo, lo hace totalmente fuera de lo común, y luego quiebra el molde. Así que porque no quebrar el vaso de alabastro que somos nosotros y derramarnos ante El.
Vengamos hoy como María y ofrezcamos ante Dios lo único que tenemos, nuestra voluntad y rindámonos completamente a El, para que El obre en nosotros como El quiera.
El verdadero amor no mide, ni calcula lo que se puede hacer por la persona amada. Ni lo que puedan decir los demás.
Si nosotros de verdad conocemos al Señor y hemos tenido un encuentro personal con El, el impacto de su salvación en nuestras vidas debería impulsarnos al más caro sacrificio. Tenemos que reconocer que muchas veces con nuestra actitud estamos diciendo que nuestro Señor no es digno de entregarle lo mejor.
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